Novillada concurso de ganaderías en la Plaza de
toros de Las Ventas que ponía fin al ciclo de encastes necesarios para
la Fiesta. Habrá gente que desprecie este tipo de festejos, con el vago
razonamiento de la dureza o las complicaciones que puede presentar este
tipo de encastes, pero esto es así señores, nadie dijo que fuese fácil, y
por supuesto, la posibilidad de poder disfrutar de algo que no sea
Domecq, siempre es un placer para el aficionado, por no hablar del apoyo
que debemos prestar a aquellos ganaderos que se atreven, a día de hoy, a
seguir preservando estas sangres contra viento y marea.
Tarde
que amenazaba con lluvia y que finalmente se convirtió en noche
bastante fresca y con un molesto aire que helaba la plaza. Tarde donde
estaban anunciadas reses de las ganaderías de Juan Luis Fraile
(Graciliano-Santa Coloma), Sánchez Cobaleda (Vega-Villar), José Joaquín
Moreno de Silva (Saltillo), Manuel Quintas (Vicente Martínez - Jijón),
Paloma Sánchez-Rico de Terrones (Clairac-Gamero Civico) y La
Interrogación (Coquilla-Santa Coloma), para los novilleros Francisco
Pajares (Extremadura), Jesús Fernández (Cataluña), que hace su segundo
paseíllo este año en Madrid, y Alberto Escobar (Madrid). Y una tarde que
finalmente quedó desierta de ganador por decisión del jurado, un año
más.
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Novillo de Juan Luis Fraile |
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Entrando al caballo |
Abrió la
plaza un negro Graciliano de Juan Luis Fraile y de nombre Garbancito. Un
novillo encastado, serio y duro que presentaba ciertas complicaciones y
sin gana alguna de humillar.
Entró 3 veces al caballo, de menos a más,
entre lo distraído de la primera vara a emplearse con cierta gana en la
última que se arrancó de lejos.
Anduvo bien Paco María, que se llevó el
reconocimiento de la afición. En banderillas resultó protestón y siempre
con la cara alta.
Ya en la faena de muleta, entre los derrotes, el
viento y la muleta muy atrás, el de Fraile se acabó orientando y dejando
momentos de mucha tensión. Finalmente tras un primer pinchazo, cobró
Francisco Pajares una estocada tendida.
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Pajares con el Graciliano de Fraile |
En
segundo lugar salía un precioso novillo de Sánchez Cobaleda, una
pintura que fue ovacionada nada más salir por la puerta de chiqueros, y
con razón. Qué emocionante es ver un Vega-Villar en Las Ventas. De
nombre Batanerillo. Negro bragado, lucero y calcetero, bien armado y
astifino, de lámina muy similar a La de aquellos toros de Luciano
Cobaleda que eran símbolo de casta y que sembraron el pánico a mediados
de la década de los 70.
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Imponente arboladura del Patasblancas |
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En la pelea en el caballo |
Manso encastado y con fiereza. Estuvo muy vivo
en el inicio, atendiendo como un poseso a los toques, pendiente de todo y
de todos, aunque echando las manos por delante.
En varas se empleó bien
en su primero puyazo, algo trasero, pero se desentendió en el resto,
hasta el punto de tener que colocarlo en varias ocasiones, e incluso
tener que ir Manuel Bernal a él pasando la raya.
En la muleta, el
imponente patasblancas se complicó, y fue desarrollando cada vez más
peligro, ante la faena sin demasiado sentido que planteaba Jesús
Fernández, más voluntarioso que cabal. Es de agradecer el pundonor pero
si no va acompañado de lógica, acaba ocurriendo lo que ocurrió,
Fernández lanzado por los aires. Suerte que no lo cogió bien. Y es que
si algo va mal, acabará peor. Y así fue a la hora de matar, ya que tras
un feo espadazo se hizo un lío en el descabello.
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Recuerdo de aquellos toros de Luciano Cobaleda |
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Novillo de Moreno Silva |
Hizo
de tercero un cárdeno Saltillo de Moreno Silva que rebasaba los 500
kilos según la tablilla y que respondía al nombre de Morisqueño.
Le
tocaba lidiarlo a Alberto Escobar. En el caballo el animal anduvo
distraído, siempre derrotando y saliendo suelto.
No hubo mucha más
historia en el resto. En banderillas siguió con la misma tónica de
desidia, para llegar al último tercio sin fuerzas.
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No se empleó demasiado el saltillo |
El manso y descastado
novillo tuvo una faena de muleta absolutamente anodina, con un Escobar
muy precavido, que acabó con una estocada trasera y tendida.
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Distraído durante toda la lidia |
En
cuarto lugar salió un imponente novillo de Manuel Quintas. Pelotera se
llamaba el berrendo en negro aparejado, de gran caja y seriedad y
poderoso por delante, que fue ovacionado de salida.
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Precioso Martínez de Quintas |
Como un obús iba
aunque salía suelto de los lances. Pintaba bien la cosa, y se especulaba
con su triunfo hasta que en un garrafal error, hizo que el novillo
acabase arreando al caballo en la querencia. Para colmo el varilargo se
ensañó incomprensiblemente con el animal.
A pesar de todo el
despropósito y el castigo, el de Quintas tomó hasta un tercer puyazo,
aunque ya se había perdido cualquier opción.
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Berrendo propio de este encaste |
Pésima actuación de Pajares
en la dirección de la lidia, que se prolongó en la muleta con una
eternidad de pases sin sentido ante un animal que calamocheaba en sus
embestidas y que ya no tenía nada que ofrecer tras un vergonzoso tercio
de varas.
Por si fuera poco, estuvo mal con los aceros. Alguno pitos
para el novillero y aplausos para el animal en el arrastre, en reconocimiento a lo que pudo ser y no fue.
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Ya sin fuerzas por el abuso del varilargo |
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Gamero-Cívico línea Clairac |
Fumisto
se llamaba el quinto novillo de Paloma Sánchez-Rico. Negro listón
chorreado era este Gamero Cívico de preciosas hechuras y que tuvo el
reconocimiento de la afición de salida. Esto cambió pronto tras ver cómo
salía suelto de los lances y cómo buscaba tablas. Se arrancó de cerca
en su primera entrada a caballo y volvió a por la segunda tras salir
suelto, quedándose sin picar en esta con buen criterio del varilargo.
Una última vara muy bien ejecutada por Antonio García, permitió ver al
novillo cumplir un mínimo en el caballo. Se dolió en banderillas y en la
muleta anduvo parado y reservón, siempre mirando. Protestaba y se
defendía con violencia el de Terrones, que no permitía un pase.
Fernández volvió a estar valiente, y esta vez, poco o nada podía hacer
ante un ejemplar así.
El
último novillo de la tarde fue el de la Interrogación, ganadería
salmantina de encaste Santa-Coloma línea Coquilla. De nombre Potrero, el
de más kilos de la tarde, este negro novillo tenía fuerza y repetición.
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El novillo de la tarde |
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Peleando en varas |
Se arrancó hasta 4 veces al caballo, de menos a más, apretando en el
peto abajo. Cada vez desde más lejos, como en la tercera, en
la que empotró al caballo en la barrera, como también sucedería en la
cuarta, donde empujó con fuerza hasta desmontar. Perdió un poco de
fuelle en banderillas, y ya en el último tercio, Escobar, que carece de
la experiencia y el conocimiento para lidiar un animal así, se sentó en
el estribo y acabó llevando al novillo directamente a impactar en las
tablas de forma muy fea.
A pesar de eso, el novillo se repuso sacando a
relucir la casta con unas embestidas por el izquierdo, que el novillero
no sabía cómo afrontarlas. Tampoco por el derecho pareció entenderlo y
tiró de espada en cuanto tuvo la mínima ocasión. Novillo desaprovechado
totalmente. Claro, que tampoco se le puede echar la culpa al chaval, el
más joven de la terna. Cuentan que la empresa había ofrecido esta tarde a
novilleros más curtidos que aspiran a ser figuras por la vía rápida, y
que rechazaron rotundamente el tener algo que ver con estos encastes.
Por
último, hay que agradecer a los ganaderos y los veedores la selección
de los novillos, todos perfectamente presentados y un referente de sus
encastes. Los aficionados se merecen más tardes como estas, donde poder
disfrutar de la variedad que ofrece el campo bravo y donde poder echar
un capote a aquellas ganaderías que con tanto esmero, dedicación y
sufrimiento crían estos hermosos animales.