martes, 20 de mayo de 2014

De La Tragedia y La Gloria


Si hace tan sólo una semana tocábamos la gloria en Madrid tras las salida a hombros de Iván Fandiño por la Puerta Grande de Las Ventas, hoy nos estremecíamos con la espantosa cogida del primer toro de la tarde a David Mora. 

Un toro negro listón, de 532 kilos, 6 años de edad y de nombre Deslío que ha sembrado el pánico en los tendidos de la primera plaza del mundo, cuando ha enganchado a David Mora que recibía a portagayola. 

Y es que sin duda estamos ante una semana negra para la tauromaquia. Primero moría el forcado mexicano Eduardo del Villar. Después el torero Luis Miguel Farfán. Y hoy se ha rozado la tragedia en Las Ventas con la espeluznante cogida a David Mora, y la suspensión posterior del festejo en el segundo toro tras haber mandado a la enfermería a Antonio Nazaré y a Jiménez Fortes. Mucho ánimo a los valientes que hoy se han jugado la vida y en especial a David Mora.

Y por supuesto, el más sentido pésame a las familias de los fallecidos que dieron su vida por esta pasión, que da muchas momentos de gloria, pero por desgracia también nos ofrece el lado más trágico de la vida, el del dolor y la muerte.
  
foto www.mitaurored.com



foto www.portaltaurino.net
foto www.periodicocorreo.com.mx



foto www.feriadeltoro.net
foto www.torosenelmundo.com

miércoles, 14 de mayo de 2014

De la Corrida de Parladé en Las Ventas

Quinta tarde de la Feria. 6 toros 6 de Parladé para los diestros Manuel Jesús El Cid, Iván Fandiño y Ángel Teruel. La plaza de Las Ventas casi llena, y muchas, muchas ganas de ver si Fandiño era capaz de salir por la Puerta Grande.

Los toros de Parladé no tuvieron gran presencia ni remate ni cuajo, pero tenían buenas arboladuras y contaban con gran movilidad y sorpresa, ¡sacaron casta!

El primero de la tarde fue un toro negro listón de nombre Hampesco, con un peso de 523 kilos y que correspondió en suerte a El Cid. El toro, al que se protestó por perder las manos en más de una ocasión, apenas cumplió en el caballo y se dolió en banderillas, pero en el último tercio pareció despertar, tirando de casta ante un Cid incapaz de contener las humilladas embestidas del animal, sin transmitir absolutamente nada. Finalmente viéndose superado, y con más miedo en el cuerpo que otra cosa, enfiló la espada con desacertada precisión y acabó tras dos descabellos. Silencio en la plaza.




El segundo toro, de nombre Cabreíto, era negro y dio en báscula 514 kilos. Un toro que salió bastante suelto, que no cumplió en demasía en el caballo, pero que fue a más. Fue un toro que ofrecía complicaciones y con el que Fandiño se mostró firme. El de Orduña no se amedrantó ante los arreones del burel que ofreció ardua batalla. No fue cúlmen la faena, bien es cierto, pero un soberbio espadazo en la suerte de matar acabó inclinando la balanza a favor de Iván. Petición mayoritaria y oreja, protestada por una minoría de la plaza. Comenzaba a fraguarse la Puerta Grande.






El tercer toro, negro, de 495 kilos y que respondía al nombre de Idealista, puso en serios apuros a Teruel. El diestro no tuvo suerte en su lote, llevándose la peor parte. Empujó en el primer encuentro con el caballo, pero nada más, en el segundo ni se empleó, saliendo suelto. Teruel ofreció algunos lances de calidad, pero se le nota en exceso que no tiene confianza. Acabó matando de estocada atravesada. Silencio.



De cuarto hizo un toro negro, de 518 kilos y de nombre Gruñidor. Enfrente El Cid, que desde el primer momento anduvo incómodo, no está para estos trotes, o al menos eso parece. El toro arreó en varas con la cara por los aires. En la faena de muleta le desbordó por completo. El animal repetía con codicia y el diestro de Salteras no encontraba la manera de meterlo en cintura. Cuando se está con miedo en esta preofesión, lo mejor es dejarlo. Finalmente mató tras una media estocada. Algunos pitos en la plaza y excusas aabsurdas por parte del matador. Que si los toros no valían, que si el quite de Fandiño... Hay que tener más vergüenza torera.




En quinto lugar salía el toro del triunfo de Fandiño. Era castaño, pesaba 509 kilos y respondía al nombre de Rapiñador. Pero de rapiña poco había ahí. En el tercio de varas no lo quiso castigar el maestro de Orduña, picado bien en su primera vara, la segunda fue un conato, dejándolo crudo como a él le gustan. En banderillas destacó el buen par que colocó Miguel Martín. Ya en la muleta el animal se fue creciendo a medida que avanzaba la faena. Muy firme con la izquierda estuvo Iván, no cediendo un palmo de terreno, con esa entrega consciente del que ansía el triunfo, sabedor de rozarlo con los dedos. Se puso el traje de mando y cuajó una faena de mucha verdad. Hubo algunos remates destemplados, si. Hubo algún que otro cite al hilo, pero también es cierto que con la ventolera que había la cosa se complicaba en demasía. Tras esto, el de Orduña salió directo a por la Puerta Grande. Muleta al suelo, encunándose, ahí fue Iván armado de valor y precisión milimétrica a partes iguales, para matar entre los pitones del toro, acabando volteado por la testuz del Parladé, pero más victorioso que nunca. La plaza, que guardaba la respiración, vitoreaba aliviada el derroche de coraje del vasco. Oreja de ley y Puerta Grande para Fandiño.






Poco más ya quedaba que ofrecer cuando salió el sexto y último toro de la tarde. Otro castaño, de nombre Teatrero, que a pesar de sus 540 kilos, no tenía trapío para Las Ventas. Teruel, eclipsado ya por el triunfo del vizcaíno, aún tuvo tiempo de dejar algunos muletazos de calidad, pero de poco o nada sirvió, cuando no vienes a Madrid convencido del triunfo.



Buena tarde de toros donde Iván Fandiño consiguió por fin salir a hombros por la Puerta Grande.






















martes, 13 de mayo de 2014

De la Novillada de Fuente Ymbro

Cuarta tarde de San Isidro y casi tres cuartos de entrada para asistir a la novillada del Lunes. 6 Novillos de la ganadería de Fuente Ymbro para los novilleros Mario Diéguez, Román y José Garrido.

El primero de la tarde fue un novillo, negro listón, de nombre Señorío, y con un peso de 499 kilos. Tenía cuajo y era bastante reservón, complicado el novillo al que Diéguez quiso torear de manera pura, aunque no entendió bien al animal que acabó lanzándolo por los aires, pegando una tremenda voltereta que hizo pensar en lo peor. Por fortuna todo se quedó en un susto y pudo continuar la fanea sin arrugarse. Mató de buena estocada y recibió la ovación del público.


El segudo fue un novillo bastante feo, de nombre Hortelano, negro y con un peso de 456 kilos, que le tocó en suerte a Román. El valenciano venía con ganas y no dudó en ir a por todas con el manso y peligroso animal, que buscó las tablas y ahí se fue Román, poniéndole la muleta constantemente en el hocico, por bajo, tratando de sacar lo que llevaba dentro el novillo. Ttras no acertar con la espada, acabó con descabello y el público pidió la oreja, que finalmente no se le concedió, y dio la vuelta al ruedo con alguna división de opiniones.


El tercer novillo de la tarde le correspondía al pacense José Garrido. Un animal castaño de 469 kilos y de nombre Volante, que tuvo tanta mansedumbre como genio. Un novillo complicado de condición y cuyo peligro se acrecentó aún más por el incómodo viento que se levantó en la plaza. No le acabó de comprender del todo el novillero de Badajoz , y no le dio más espacios al animal, algo que habría agradecido. Finalmente se embrolló con los aceros y acabó matando después de tres descabellos, tras tres pinchazos y una media estocada. Silencio en la plaza.


El cuarto novillo, negro, de 504 kilos y de nombre Mimoso, fue un manso de cuidado, con el que el novillero de Coria del Río se las vio y deseó. Salió como un vendabal y acabó pegando un salto de libro y cayendo en pleno callejón, protagonizando los momentos más angustiosos de la tarde. El resultado fue un operario de la plaza herido, al que llevaron a la enfermería con una visible conmoción y cubierto de sangre, y el ayudante de Garrido con una notable cojera. Después de eso, poco más se pudo ver, salvo alguna serie aceptable de derechazos. Con la espada no mostró la destreza que en su primero y tuvo que descabellar tras dos pinchazos y una media estocada.


El quinto, otro Castaño de Fuente Ymbro, de nombre Rabadán y con un peso de 462 kilos, le correspondió a Román. Un novillo con más movilidad que otra cosa. El valenciano estuvo valiente, exponiendo, aunque sin entender demasiado a su rival y sin sobreponerse a él. Una faena muy de cara al público, con muchos momentos de tensión y de derroche de valor. Finalmente tras una media estocada y descabello, el presidente acabó concediendo una oreja bastante protestada y con razón, puesto que no hubo petición mayoritaria.


El sexto, otro novillo negro de nombre Comisario y un peso de 470 kilos, que se dedicó a trotar por la plaza. Garrido anduvo muy firme y centrado con una nimal que no admitía nada de nada, y aún le sacó una tanda de naturales. Tras una media estocada, mató de estocada y recibió los aplausos de la plaza.

Novillada mansa en general, con algunas complicaciones y que tuvo un punto de picante y emoción. Motivos de preocupación debería tener Gallardo, viendo lo que está saliendo en los últimos tiempos.















lunes, 12 de mayo de 2014

De La Corrida de Escolar en Las Ventas


                                              De La Corrida de Escolar en Las Ventas

Tarde de expectación, tarde de decepción. Dicho y hecho. Acudíamos a la plaza de Las Ventas con la ilusión de un niño recién levantado un 6 de enero, pero nos encontramos con algo completamente distinto a lo que ansiábamos ver. Una tarde para el olvido, tanto para el aficionado, como para los toreros, y sobre todo, para Don José Escolar, que a buen seguro estará ya analizando las causas del fiasco venteño.

Con algo más de dos tercios de entrada, abría la tarde un cárdeno de 470 kilos, de nombre Cariñoso III, veleto y sin apenas cuartos traseros. Un primer toro para Fernando Robleño, que a la postre resultó ser el mejor de la tarde.

Empujó con ganas en el caballo y en la muleta, tras un comienzo prometedor, con cautro derechazos de calidad, se acabó diluyendo como el azúcar ante la insistencia de Robleño por la mano izquierda.

Finalmente el toro dijo basta y el torero Madrileño, aparentemente falto de confianza y no viéndose cómodo en ningún momento y desaprovechando el magnífico pitón derecho del Escolar, terminó de arruinar la faena con la espada, con bajonazos muy feos.

El toro fue despedido con palmas durante su arrastre. 




A Pérez Mota le correspondía en suerte el segundo toro de la tarde, un cárdeno de 515 kilos y de nombre Cocinero. Un toro que tenía más nobleza que otra cosa.


El gaditano venía con ganas a Las Ventas y salió a por todas, pero sin entender bien el encaste que tenía delante. Voluntariedad pero falta de oficio, entraga pero falta de calma, factores que se conjugaron ante un toro que no ofreció nada de nada. Culminó la faena con una estocada caída y el silencio en los tendidos. Al menos Pérez Mota nos deja sensaciones positivas





Para Miguel Ángel Delgado fue el tercer toro de la tarde, un cárdeno de 527 kilos y de nombre Dinámico III, que era todo menos dinámico. Un toro que embestía a saltos, con sosería más que nobleza y sin transmitir ningún tipo de sensaciones buenas.





El torero sevillano, hijo del banderillo Pablo Delgado, tiró de valor y voluntad, pero con la falta de experiencia que tiene cualquiera que no se ha puesto delante de un toro de estos en su vida, y al que apenas le han dado oportunidades.


Acabó la afena con una estocada trasera y de nuevo el silencio en la plaza.





El cuarto toro, de nombre Mantecoso y con 524 kilos de peso, salió con un aire distinto a los otros 3 anteriores, y aquello parecía que podía remontar.


Tras unas buenas verónicas de Robleño, asistimos a un buen tercio de varas a cargo de Pedro Iturralde con el toro entrando al caballo con alegría.


Aunque el gran espectáculo vino en banderillas, con un gran par de Ángel Otero, que no dejó indiferente a nadie.


Robleño no fue capaz de culminar lo que podía haber sido un triunfo, dejándose el pitón izquierdo del animal y terminando la faena con tres feos pinchazos y el silencio de la plaza.



El segundo de Pérez Mota, quinto toro de la tarde, más ybarreño que los anteriores, de nombre Meloso II y con un peso de 540 kilos, no dio un ápice de oprtunidad al triunfo.


Un toro con una acuciante falta de casta y con el que el torero oriundo de Cádiz nada pudo hacer, hasta el punto de acabar liándose con los aceros. Otro rotundo y monumental silencio.


Más de lo mismo con el útlimo de la tarde.Falto de casta el Escolar de nombre Manchero II y un peso de 570 kilos.



Protagonizó un brusco tercio de varas en el que acabó derribando al jaco, dejando algún momento de nerviosismo ante la imposibilidad de levantar al caballo.


Mala suerte tuvo el torero sevillano con su lote, que acabó exponiendo más de lo necesario ante el último toro de la tarde que no tenía un pase. Algún susto que otro se llevó el joven diestro, al que al final le faltó poco para enfilar la enfermería.


En definitiva, una tarde aburrida, sin el picante que se le supone a los albaserrada de D. José Escolar, y que representa un rotundo fracaso en Madrid.

Veremos que reserva el ganadero para Francia.