sábado, 25 de mayo de 2013

Sobre Una Puerta Grande

Una corrida de Victoriano del Río, mansa, en general bien presentada, sirvió a Talavante para reconciliarse con la afición Venteña tras el fiasco sin paliativos de su encerrona con los albaserrada de Victorino Martín, y para que Castella y Manzanares paseasen una oreja en Madrid.


Todo empezaba con un toro pasado de kilos, al que no se vio en varas y que durante el par clavado por Ambel (Y vaya par, sacando los palos de abajo y poniendo en la misma cara del animal) se lesionó en una mano, lo que le dejó prácticamente inservible para la muleta, obligando a Castella a tener que abreviar.


El segundo, de nombre "Buenasuerte", dio en báscula 513 kilos. Tuvo ese toro buena clase embistiendo en la muleta, y Manzanares lo aprovechó a su manera, es decir, con el ventajismo habitual al que nos tiene acostumbrados, citando en todo momento al hilo del pitón y retrasando la pierna contraria, aprovechando que casi todo el público estaba de su parte, extasiado con su arte y empaque, y al cual se le olvida (o ni sabe) aquello de cargar la suerte. Muy meritoria, eso si, su estocada en la suerte de recibir, una maravilla. Un pelín trasera, pero un estoconazo de ley. Oreja con sabor a poco.

Aquí se aprecia el hueco entre Manzanares y el toro
El tercero fue el toro de la tarde, "Artillero" se llamaba este manso pero encastado toro de Victoriano del Río de 517 kilos. Salió suelto y con pocas ganas. La cuadrilla de Talavante de nuevo se volvió a lucir, un despropósito tras otro. En varas no sabían qué hacer con el animal, que tomó 3 puyazos, por decir algo. En Banderillas, otro cuadro, Goyesco diría yo. Todo indicaba que el extremeño se hundiría con su cuadrilla, pero cuando se le vio enganchar la muleta se comprobó que venía a jugársela, a resarcirse y reconciliarse con Madrid.


El toro humillaba y repetía con codicia, y Talavante dejó algún momento para el recuerdo, como un cambio de manos soberbio y algunos naturales de belleza. El público le llevaba en volandas en su faena en las tablas, donde el toro se encajó al final. Una buena estocada hizo que se desatara la locura, la gente puesta en pie, aplaudiendo, sacando el pañuelo, el libreto o cualquier cosa que tuviese a mano. Primera oreja por petición mayoritaria, casi unánime. Bien. ¿Pero la segunda oreja? ¿Por qué? ¿Si no ha habido faena salvo en la muleta? En fin, que alguien me lo explico que no entiendo nada.



El cuarto toro, "Embarrado" de nombre, noble y manso, el toro mostró cierta casta, y el francés se fue a por la oreja, con mucho temple, pero cayendo en los mismos ventajismos que Manzanares, y encima, sin tener esa conexión con el público que tiene el alicantino. Estocada con descabello incluido que acabó en trofeo. En fin, si se habían dado 2 orejas antes...


El quinto, un toro de 600 kilos, de nombre "Despreciado" dejó en evidencia, el toreo falto de recursos de Manzanares con este tipo de toros de embestida poderosa y basta. Faena despegada y anodina, con un público cada vez más frío con la puesta del sol. Mal a la hora de matar.


El sexto y último, "Comunero", de 590 kilos, empujó con poder en el caballo, el único, hay que decirlo. infundió el miedo en la cuadrilla del extremeño, muy nerviosa, sobre todo Valentín Luján, que al banderillear fue cogido por el animal. Cornada grave, que requirió de traslado inmediato a la enfermería. Talavante no quiso complicarse con la puerta grande ya lograda, y abrevió con un toro que llevaba peligro.

Se llevan a Luján a enfermería
Tarde de mucha euforia y mucho premio, demasiado...

Salida a hombros de Talavante

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